Decálogo del expositor Axis Mundi

1.SÉ ALEGRE: Una exposición triste y sombría aburre, ponerle a veces el humor es algo indispensable, reírse de sus propios errores y no de los errores de los demás, siempre muéstrate “fresco” cuando te dirijas a los demás, recuerda que eres “fuente de vida y conocimientos, catalizador de la REALIDAD”
2.SÉ OBJETIVO: Hablar con un espíritu idealista (Platón), pero sin perder el realismo (Aristóteles); apoya tus afirmaciones con hechos concretos, vivencias, estadísticas, imágenes. Huye de la demagogia politiquera, recuerda que las exageraciones le restan credibilidad a tu argumento y lamentablemente los que te oyen perderán el interés en tu presentación.
3.SÉ NATURAL: No hay nadie más espontáneo que un JOVEN, habla como eres, pues no hay mejor Líder para un joven, que un joven. Siempre cuando hables no olvides que debes hablar en base de la doctrina social de la iglesia, ten en cuenta siempre en lo que dice nuestro Sumo Pontífice (El Papa) y siempre dale lineamientos para que sea un integrante de acción con valores (política). Que te importe que mas que hablar bien, hay que hacer el bien, pero no olvides que el bien se hace bien, sino ya no es tal.
4.SÉ SOBRENATURAL: Recuerda que si tu mensaje no “llega” a los demás, entonces encomiéndate antes de hablar que en tu mensaje hable “la Gracia de Dios”, pues él es eficaz. Busca en la Biblia y otros libros el apoyo de tu mensaje.
5.SÉ CONCRETO: No divagues, ni improvises, ni te pierdas en preámbulos, no eternices los anécdotas, no repitas los mismos conceptos, has que las ideas se capten siendo tú interesante en tu mensaje. No les des todo ya “hecho” sino usa la MAYEUTICA SOCRATICA (arte de preguntar y hacer que ellos hallen las respuestas, en la búsqueda de la verdad), es decir insinúa, sugiere; no olvides que la juventud actual está acostumbrada a los estilos de corte psicológico.
6.PREPÁRATE: No esperes “milagros o iluminación divina” en tu tema, pues él no premia a los perezosos, trabaja en tus apuntes (haz lo mejor posible, no olvides el objetivo del Bien, pues éste origina Bien. Debes ser un dominador del tema a exponer, pues nadie da lo que no tiene. Ten la humildad de preguntar a los demás o al Mentor.
7.SÉ PULCRO Y BREVE: El tema debe ser ágil, respetar el tiempo, no caigas en aspectos chabacanos para “caer bien” o hacerlos reír, pues la vulgaridad no es eficaz a largo plazo. No confundas en hablar a lo “popular” o “criollo” que hablar de manera zafia.
8.SÉ RAZONABLE Y POLÍTICO: El que utiliza juicios cortantes, conclusiones apuradas y triviales, frases sin sentido y un énfasis en los errores (la parte “negra de la historia”), es un expositor que está preocupado más en ver los defectos en ves de resolver problemas. Recuerda la postura de un político al hablar, sin demagogia, sino de manera reposada, que entusiasma al auditorio, que sea un apasionado empedernido con una filosofía que logre el bien deseado en su exposición.
9.ESTAR CONVENCIDO: Sólo los convencidos, convencen. No olvides que las palabras convencen, pero el testimonio arrastra. Recuerda que solo los inseguros anhelan la seguridad, tú sé seguro por antonomasia; cree en la verdad en los valores y que portas la “luz” para iluminar a los demás. Siempre sé firme y seguro en todo sentido de la palabra, pues los cobardes y tímidos nunca son portadores de nada nuevo.
10.OBRA POR EL BIEN, VERDAD, BELLEZA Y EL AMOR: Para que la palabra “clave” como la bala en los que te escuchan, entonces, debes impulsarlo con la “pólvora del amor”. Amigo (a): “ama y el amor hará lo suyo”. No olvides que cuando hablas debes mostrar que eres portador de la verdad, del bien y que eres capaz de Mostrar la ruta mediante la belleza del amor. No sólo muestres el lado “oscuro” de la realidad sino también muestra el lado “bello” de esta realidad que se nos ha sido dado (don) por Dios.

CITA:

“Quiero que sean las mejores personas que se pueda ser, las más grandes. Quiero que desarrollen plenamente las posibilidades inmensas que les ha dado Dios al hacernos a su imagen. No temas. No se contenten con mediocridades” (Juan Pablo II).